Montserrat Torras Rodríguez

Muy buenas gente exitosa, hoy quiero presentaros a Monserrat Torras Rodríguez, pero… ¿Quién es y qué tiene de especial esta persona?

Monserrat Torras es una guía espiritual al servicio de la divinidad, una figura que inspira y transforma vidas con su especial don y su dedicación.

Además, es médium, canalizadora y divulgadora de las memorias del ser

Ella busca una conexión más profunda con lo trascendental.

Defiende que mediante la exploración de las experiencias extrasensoriales abrir un portal hacia dimensiones inexploradas de la conciencia.

Monserrat piensa que a lo largo de la historia, figuras como Jesús han servido como faros de luz, transmitiendo mensajes del cielo que resuenan con la verdad universal del amor, la compasión y la unidad.

Una de las facetas más destacadas de su labor es su habilidad para canalizar espiritualmente. 

Mon actúa como un puente entre el mundo físico y las dimensiones sutiles, transmitiendo mensajes de guías espirituales y seres de luz.

Su misión está profundamente conectada con el servicio a la divinidad, y su trabajo es una puerta hacia el autodescubrimiento y la reconexión espiritual. 

Pero Monserrat no solo destaca por su talento como canalizadora espiritual.

Su gran corazón y su entrega absoluta hacen que cada encuentro con ella sea una experiencia única y enriquecedora.

Es una figura inspiradora en el ámbito de la espiritualidad, dedicada a guiar a otros en su camino de autodescubrimiento y conexión con lo divino.

Su trabajo se centra en la comprensión de las experiencias físicas como parte integral de un viaje espiritual más amplio.

La médium y divulgadora Torras comparte sus conocimientos y experiencias con tanta claridad y cercanía que nos lo hace mucho más fácil y accesible.

Si te interesa el crecimiento espiritual, la comprensión de las energías del ser y la búsqueda de la trascendencia, este contenido te gustará.

Monserrat Torras nos recuerda que estamos aquí para descubrir nuestra esencia, conectarnos con lo más elevado de nosotros mismos y ser un puente hacia lo divino. 

Su mensaje resuena con todos aquellos que buscan algo más en la vida: un sentido, un propósito y una conexión genuina con el universo.

No olvides visitar el canal de youtube Vive del Éxito para disfrutar de la entrevista completa y descubrir cómo Monserrat Torras puede inspirarte en tu camino espiritual.

¿Cómo ha llegado hasta aquí esta Guía Espiritual al Servicio de la Divinidad?

Cómo ha llegado hasta aquí esta Guía Espiritual al Servicio de la Divinidad

Esta guía espiritual tiene una misión especial: conectar a las personas con su verdadera esencia y la divinidad

Monserrat nos cuenta su singular camino hacia la espiritualidad y cómo sus experiencias místicas la han llevado a compartir su conocimiento con los demás.

Nos relata su llegada al mundo espiritual a través de un “portal de luz”, su madre, y cómo, desde niña, ha vivido experiencias que la han guiado hacia su misión actual. 

Comparte que ha tenido vivencias místicas, extrasensoriales y físicas que le han proporcionado información y aprendizaje, dejándole pequeñas “miguitas” de sabiduría.

Una historia similar al cuento de Pulgarcito.

Desde muy pequeña, Monserrat veía guías espirituales y seres trascendidos.

Y aunque al principio interpretaba estas experiencias como normales, pronto se dio cuenta de que no todos compartían su visión.

Esta revelación la llevó a guardar estas experiencias para sí misma, viviendo momentos de ansiedad y cuestionándose su propia cordura.

Esta guía espiritual nos revela cómo este aislamiento se convirtió en una iniciación, un periodo de formación y recuerdo de conocimientos olvidados que ahora puede compartir. 

A pesar de los desafíos, Monserrat ha encontrado en su camino la comprensión de que las experiencias místicas son tan naturales como la vida misma.

Por ello, quiere ayudar a otros a reconocer y aceptar estas vivencias.

Ella destaca la importancia de comprender que conectar con la espiritualidad es una realidad natural, aunque la sociedad todavía lo considere un tabú. 

Monserrat está aquí para desmitificar estas experiencias y mostrarnos que son una parte esencial de nuestra esencia.

¿Cómo es la vida cotidiana Monserrat Torras?

Durante mucho tiempo, Monserrat Torras tuvo el impulso de ser profesora, especialmente de niños. 

Siempre había estado conectada con su parte infantil, disfrutando de la inocencia y sabiduría innata de los pequeños. 

Desde muy pequeña, Monserrat sentía el deseo de ser maestra y trató en múltiples ocasiones completar sus estudios en educación infantil.

Pero continuamente y en repetidas ocasiones interrumpió sus estudios a causa de las intensas experiencias espirituales y emocionales que vivía.

Monserrat nos relata cómo inició su carrera en Madrid y terminó en Segovia, un viaje que refleja su búsqueda tanto académica como espiritual. 

A lo largo de este proceso, se dio cuenta de que ser aprendiz y maestra al mismo tiempo era una lección esencial.

Algo que le hizo recordar que todos somos simultáneamente estudiantes y maestros en la vida.

A medida que avanzaba en su formación, Monserrat empezó a recibir mensajes y canalizaciones espirituales, aunque inicialmente no las reconocía como tales. 

Uno de los mensajes más significativos que recibió fue: “No por ser alumno se es menos maestro, y no por ser maestro se es menos alumno”

Esta enseñanza resonó profundamente en ella, marcando su camino espiritual y profesional.

El 5 de octubre, fecha de su nacimiento y Día Internacional de los Maestros, simboliza su propósito de vida. 

Monserrat cree que cada experiencia en su vida, incluida su lucha contra la ansiedad y los problemas de salud, ha sido una bendición que la ha llevado a convertirse en quien es hoy.

Ella nos invita a entender que la vida no es algo que simplemente nos sucede, sino algo que vibramos, expresamos y materializamos. 

Somos creadores divinos, no meras partículas de Dios, y cada experiencia, por desafiante que sea, nos guía hacia el reconocimiento de nuestra divinidad.

La travesía de Monserrat es un testimonio de resiliencia y autodescubrimiento.

Ella nos recuerda que cada desafío y cada logro nos acerca más a nuestra verdadera esencia y propósito espiritual.

¿Cómo gestiona la ansiedad esta buscadora de la verdad?

Cómo gestiona la ansiedad esta buscadora de la verdad

Monserrat Torras nos invita a transformar la ansiedad en una herramienta de autoconocimiento y crecimiento personal.

Ella nos explica que una de las principales causas de ansiedad es nuestro impulso por huir de ella. 

El sistema mental, diseñado para evitar peligros y asegurar la supervivencia, percibe la ansiedad como una amenaza. 

Sin embargo, Monserrat sugiere que, en realidad, la ansiedad es una llamada de atención del alma.

Es decir, un mensaje que nos insta a escucharnos y a prestar atención a nuestras necesidades más profundas.

Utilizando una gran analogía, Monserrat compara la ansiedad con el volumen de una radio.

Cuando no prestamos atención a los signos iniciales de ansiedad, esta aumenta su “volumen” hasta que no tenemos más remedio que escuchar. 

Esta intensificación es un recordatorio de que debemos detenernos, introspeccionar y enfocarnos en nuestro bienestar interno.

Para Monserrat, la clave para manejar la ansiedad radica en la respiración consciente. 

Ella narra cómo, de manera intuitiva, comenzaba a respirar profundamente cuando sentía ansiedad, lo que le permitía calmarse y tomar conciencia de su respiración.

Y sin darse cuenta, esta práctica resultó ser fundamental para su equilibrio emocional.

Además, Monserrat compartió su experiencia con una regresión realizada por la terapeuta Marta López

Esta sesión le permitió conectar con una vida pasada en la que estaba anclada su ansiedad, liberándola y aportándole una nueva comprensión de su ser. 

Aunque no todos necesitamos una regresión para liberar la ansiedad, Monserrat enfatiza la importancia de tomar conciencia de nuestro cuerpo y de nuestras emociones para sanar.

Monserrat también destaca la importancia de ser auténticos y fieles a nosotros mismos. 

Durante mucho tiempo, ella intentó ocultar su mediumnidad y sus capacidades como canalizadora, lo que aumentó su ansiedad. 

Comparando el proceso de transformación con la formación de un diamante, Monserrat describe cómo la presión constante convierte al carbono en una piedra preciosa.

De este mismo modo, la presión emocional puede ayudarnos a cristalizar nuestra verdadera esencia.

En sus charlas, Monserrat aborda la relación entre la depresión y la ansiedad

La depresión, que en inglés se traduce como “presión profunda”, es una llamada a mostrar nuestro verdadero ser. 

Nos recuerda que, al igual que una cebolla, debemos quitar capas de conceptos y definiciones adquiridas para descubrir nuestra esencia más pura.

Monserrat subraya que la libertad auténtica viene de dentro, ya que las creencias que nos limitan son autoimpuestas y perpetuadas por nosotros mismos. 

Por ello, si aprendemos a liberar estas creencias, podemos crear una vida auténtica y expansiva, alineada con nuestra verdadera naturaleza.

Monserrat Torras nos invita a abrazar nuestra autenticidad, a escuchar las señales de nuestro cuerpo y alma, y a vivir una vida plena y libre de opresiones autoimpuestas. 

Si buscas una perspectiva innovadora y esperanzadora para seguir desarrollando tu crecimiento espiritual y personal, esta guía espiritual es tu mejor opción.

Todo va llegando

Monserrat comienza destacando que el camino espiritual no está separado de nosotros, sino que somos nosotros quienes lo trazamos y recorremos. 

Cada acción que tomamos, cada elección que hacemos, refleja y moldea nuestro camino. 

Imagina, dice Monserrat, asistir a un encuentro o una charla con amigos. 

Cada uno de esos momentos nos nutre y nos permite reconocer aspectos de nosotros mismos reflejados en los demás. 

Sin embargo, muchas veces tratamos de cambiar lo que el “espejo” nos muestra en lugar de aceptar y corregir nuestra propia imagen.

Uno de los mayores desafíos, según Monserrat, es poner límites y ser auténticos en un mundo que a menudo ve la espiritualidad como una señal de pasividad o sumisión. 

Ella cuestiona la idea de que ser espiritual significa no reaccionar, señalando que la vida misma es acción y reacción. 

La verdadera clave, explica, está en actuar conscientemente, ya sea al enojarse o al mantener la calma.

Monserrat desafía la noción del “espiritual idiota”, una percepción equivocada que ha perpetuado la idea de que los individuos espirituales deben aceptar pasivamente cualquier circunstancia. 

En cambio, afirma que ser consciente implica amarse a uno mismo y no permitir ni infligir daño. 

Empoderarse y vivir de acuerdo con nuestros verdaderos sentimientos es esencial para una vida plena.

En una conmovedora analogía, Monserrat explica que evitar la reacción es como estar constantemente tocando a alguien sin respetar sus límites. 

En algún momento, la persona reaccionará, ya sea con un manotazo o un gesto más contundente. 

Esto ilustra la importancia de poner límites y actuar según nuestras convicciones, incluso en situaciones difíciles. 

La no acción también es una forma de acción, y a veces, intervenir para evitar el daño es un acto de amor.

Monserrat aborda la importancia de poner límites y de la reacción consciente en situaciones de conflicto. 

Por ejemplo, si viera a alguien siendo agredido en la calle, su instinto sería intervenir para evitar el daño, demostrando que la espiritualidad no está reñida con la acción decidida cuando es necesaria.

Más allá de la defensa personal y la acción en situaciones de emergencia, Monserrat habla sobre la importancia de ser auténticos

Expresa su descontento con la percepción de que la espiritualidad significa no tener emociones

Ella tiene una “colección completa” de emociones y cree que ser auténtico es vivir todas ellas, desde la alegría hasta la tristeza.

Monserrat concluye con una reflexión sobre la autenticidad y la importancia de amarnos en todas nuestras condiciones. 

El amor incondicional, según ella, abarca todas las emociones y situaciones. 

La clave es amarnos a nosotros mismos incluso cuando fallamos, reflexionar y mejorar sin juzgarnos severamente.

Esta entrevista con Monserrat Torras en el canal “Vive del Éxito” es una invitación a la introspección y a la autenticidad.

Recuerda que ser espiritual no significa ser pasivo, sino actuar conscientemente y vivir de acuerdo con nuestra verdadera esencia.

Las 3 circunstancias que nos hacen sufrir, según Monserrat Torras

Las 3 circunstancias que nos hacen sufrir, según Monserrat Torras

En esta entrevista, Monserrat aborda las tres circunstancias que más nos hacen sufrir: la culpa, el miedo y la vergüenza. 

Con un enfoque profundo y compasivo, nos desglosa cómo cada una de estas emociones afecta nuestro bienestar.

Además, también nos explica cómo podemos transformarlas en herramientas para el crecimiento personal y espiritual.

Monserrat empieza por la vergüenza, describiendola como una vibración muy baja que nos hace sentir indignos de amor y compasión. 

Señala que este sentimiento es una autoimposición que nos dice que no merecemos ser vistos ni amados, cuando en realidad somos la encarnación del amor mismo. 

Monserrat nos recuerda que debemos ponernos en primer lugar, no desde el egoísmo, sino desde el amor propio, ya que somos los protagonistas de nuestra propia vida.

Ella menciona una frase atribuida a Jesús, “Ama al prójimo como a ti mismo”, y aclara que esta enseñanza subraya la unidad de todos. 

Amarnos a nosotros mismos es esencial para poder amar a los demás. 

Monserrat enfatiza la importancia de establecer límites y enseñar a los demás cómo queremos ser tratados, dando el ejemplo de decir “no” cuando es necesario.

Pasando al tema del miedo, Monserrat explica cómo este sentimiento nos paraliza y nos impide avanzar en nuestro camino espiritual.

El miedo, al igual que la vergüenza, es una barrera que nos separa de nuestra verdadera esencia. 

Para superarlo, debemos enfrentarlo con valentía y consciencia, entendiendo que cada desafío es una oportunidad para crecer y fortalecernos.

Finalmente, Monserrat aborda la culpa, describiéndola como una carga que llevamos innecesariamente. 

La culpa nos mantiene atrapados en el pasado, impidiéndonos vivir plenamente el presente.

Ella sugiere que en lugar de castigarnos por nuestros errores, debemos aprender de ellos.

Lo ideal sería usarlos como escalones hacia una mayor comprensión y compasión hacia nosotros mismos.

En su discurso, Monserrat utiliza una analogía poderosa, comparando nuestra vida con una mesa redonda donde todos estamos al mismo nivel, sin nadie por encima ni por debajo

Al entender esto, dejamos de ensalzar a los demás y reconocemos nuestra igualdad esencial. 

Esta perspectiva nos ayuda a ver a todos como hermanos y hermanas, y nos permite vivir en armonía y respeto mutuo.

La reflexión de Monserrat Torras nos invita a liberarnos de la culpa, el miedo y la vergüenza, y a abrazar el amor propio y la autenticidad

Su mensaje es un llamado a la introspección y a la autoaceptación.

Debemos recordar que somos dignos de amor y capaces de transformar nuestras vidas a través de la conciencia y el empoderamiento personal.

Esta entrevista con Monserrat Torras es una fuente de inspiración si estás buscando profundizar en tu crecimiento espiritual y personal.

Aprovecha las innovadoras prácticas y perspectivas que te ofrece esta guía espiritual para vivir una vida más plena y auténtica y así disfrutar de tu crecimiento.

El brindis de la comunidad esenia

El brindis de la comunidad esenia

Se trata de un brindis tradicional de la comunidad esenia, que se diferenciaba notablemente de la expresión común en España de “arriba, abajo, al centro y para dentro”. 

La comunidad esenia brindaba diciendo: “No estoy por encima de ti, no estoy por debajo de ti, estoy a tu lado”. 

Este brindis enfatiza la igualdad y la unidad, recordándonos que todos merecemos la misma felicidad y abundancia.

Ella profundiza en la idea de que nadie es superior ni inferior; todos somos iguales y merecedores de amor y respeto. 

Para ilustrar esto, Monserrat Torras comparte una enseñanza de sus guías espirituales:

  • Si una oruga se convierte en mariposa y olvida que alguna vez fue oruga, volar se convierte en un acto de altivez. 

Sin embargo, si recuerda su origen, volar se convierte en un acto de amor y ejemplo.

Monserrat nos invita a una reflexión simple pero expansiva

  • Cuando entendemos que todos somos divinos y amorosos, cualquiera que infunda temor o desigualdad está mintiendo y perpetuando un sistema de confrontación.

Ella utiliza el ejemplo de la oruga y la mariposa para explicar cómo algunas personas, aun en su proceso de transformación, pueden sentirse inmovilizadas. 

Monserrat Torras enfatiza que nadie es responsable de iluminarnos más que nosotros mismos, ya que todos somos luz. 

La soberanía del ser nos permite discernir y decidir con quién nos relacionamos, entendiendo que los momentos de inseguridad son oportunidades para reconocer y trabajar nuestras partes menos visibles.

Monserrat destaca la importancia del amor como medicina para el alma. 

Ella nos recuerda que debemos aumentar la dosis de amor cuando sentimos que no brillamos. 

Utiliza ejemplos simples y cotidianos, como quitarse un moco en la calle, para ilustrar cómo la coacción y la represión han distorsionado nuestra percepción de la naturalidad. 

Según Monserrat, ser civilizado no significa ser esclavo de normas que nos alejan de nuestra verdadera esencia.

Nos comparte una experiencia reciente en la que, durante un retiro, todos los participantes estuvieron en pijama.

El mensaje era recordar que no dependemos de la ropa que llevamos para sentirnos dignos

Esta práctica busca reconectar con la esencia y autenticidad de nuestra niñez, cuando no había límites impuestos por la sociedad.

Monserrat también aborda cómo la espiritualidad ha sido malinterpretada y, en algunos casos, “prostituida”. 

Además, José María se une a esta reflexión, destacando cómo la percepción de la espiritualidad puede cambiar cuando entendemos su verdadera esencia.

Finalmente, Monserrat nos llama a vivir con autenticidad, amarnos en todas nuestras condiciones y aceptar todas nuestras emociones. 

La espiritualidad, según ella, no se trata de ser pasivo o emocionalmente neutro, sino de ser auténtico, vivir todas las experiencias y emociones plenamente y actuar desde el amor.

La espiritualidad se ha prostituido

En un mundo donde los discursos sobre espiritualidad parecen estar cada vez más saturados de reglas y condiciones surge una voz que desafía el status quo. 

Esta reflexión no es solo una crítica, sino una invitación a mirar más allá de las estructuras que limitan nuestra libertad espiritual. 

Debemos entender que la espiritualidad no se trata de un club exclusivo donde algunos son dignos y otros no. 

Es una experiencia viva y universal que no distingue, no separa y, mucho menos, aliena.

“Si algún día yo aparezco y te digo que hagas algo que no sientes hacer, jamás me hagas caso”. 

Este es el poderoso mensaje capaz de capturar la verdadera esencia de la espiritualidad que nos comparte Monserrat Torras.

Se trata de respetar la libertad individual. 

Un guía no dicta, no coarta, no impone, sino que orienta, sugiere, pero…  Nunca toma decisiones por ti. 

La libertad, ese derecho divino, es el eje central de la experiencia espiritual auténtica.

Tomar decisiones desde el corazón, sin la presión de cumplir expectativas externas, es otro de los pilares esenciales. 

Vivimos en una sociedad que nos educa para agradar, para cumplir con lo que otros esperan, pero este enfoque nos desconecta de nuestra esencia. 

La verdadera liberación comienza cuando dejamos de lado las máscaras, patrones y creencias que nos limitan y empezamos a vivir desde nuestra autenticidad.

La espiritualidad no es una meta que se alcanza al cumplir ciertos requisitos. No se trata de “serás espiritual cuando logres esto”. No. 

Somos seres espirituales desde el momento en que encarnamos, incluso antes, y lo seguiremos siendo hasta el último día de nuestra experiencia terrenal. 

Somos espíritus manifestados en la materia, descubriendo nuestra grandeza y la de todo lo que nos rodea.

Meditar no te hace más espiritual. Jugar, reír, enfadarte, amar: todo ello forma parte de la experiencia espiritual. 

Cuando permitimos que nuestro ser se exprese libremente y nos amamos incluso en nuestros momentos de imperfección, conectamos con el amor incondicional. 

La espiritualidad no se mide por cómo otros te perciben, sino por cómo te permites ser.

El amor incondicional comienza contigo

El amor incondicional no puede existir sin amor propio. Si no te respetas, no podrás respetar a otros y si no te amas, tampoco podrás amar plenamente. 

Hemos sido educados para proyectar el amor hacia afuera, pero el viaje espiritual comienza dentro de nosotros. 

Solo cuando cultivamos ese amor interno podemos contribuir a una sociedad basada en el respeto y la igualdad.

La igualdad no es una utopía; es nuestra naturaleza. 

Antes de las fronteras, antes de los idiomas, antes de las divisiones, éramos simplemente humanos, coexistiendo en una misma tierra. 

Recuperar esa esencia implica un cambio profundo, un esfuerzo colectivo por abrazar nuestras diferencias como posibilidades de expansión y no como fuentes de conflicto.

Gran parte de los problemas relacionales actuales radican en nuestra incapacidad para comunicarnos desde la vulnerabilidad

Hemos aprendido a callar, a construir castillos en el aire, a reprimir nuestras emociones para evitar ser heridos, pero la represión solo conduce al desbordamiento. 

Como las aguas que buscan su cauce, las emociones reprimidas encuentran la forma de salir, a menudo de manera abrupta.

Mostrar nuestra sensibilidad, hablar desde el corazón, pedir perdón cuando es necesario y rectificar son actos de valentía y humanidad

Cuando dejamos de lado el miedo al juicio, comenzamos a construir relaciones más auténticas y significativas.

La solidaridad como camino hacia la unidad

La solidaridad como camino hacia la unidad

Las tragedias tienen una forma curiosa de recordarnos nuestra humanidad compartida, ya que en momentos de crisis, nos ayudamos, colaboramos, nos unimos. 

Pero, ¿por qué esperar a que ocurra una desgracia para practicar la solidaridad? 

Imaginar una sociedad donde esta sea la norma y no la excepción es un sueño alcanzable si partimos del amor propio y del respeto mutuo.

Crear una comunidad basada en la colaboración, no en la dependencia, es el camino hacia una verdadera igualdad. 

Es decir, una sociedad donde todos aporten desde sus talentos y posibilidades, y donde las diferencias sean celebradas como una riqueza colectiva.

Pero, este cambio requiere un trabajo interno profundo. 

Requiere poner límites, respetarnos y aprender a decir no cuando sea necesario. 

Requiere soltar la necesidad de compararnos, de competir, de demostrar. 

Requiere un compromiso con nosotros mismos y con los demás para construir una realidad más armoniosa.

La verdadera espiritualidad no aliena, no separa, no juzga, es una experiencia viva, inclusiva, liberadora. 

Cada uno de nosotros tiene el poder de contribuir a un mundo lleno de amor, solidaridad y respeto. 

No es una utopía; es una posibilidad. La pregunta es: ¿te atreves a ser parte de este cambio?

¿Qué es la dualidad para Monserrat Torras? Una exploración profunda de la unidad y la consciencia

Qué es el éxito para Monserrat Torras

Monserrat Torras entiende el concepto de la dualidad, como una perspectiva que trasciende las interpretaciones convencionales. 

Este concepto para ella está muy lejos de ser una mera distinción entre opuestos como el bien y el mal, la luz y la oscuridad.

La dualidad, según Montserrat Torras, se manifiesta en la arraigada creencia de que existimos como entidades separadas de todo aquello que percibimos y categorizamos.

Para ilustrar esta idea, Monserrat recurre a una escena icónica de la película Matrix. 

Neo, en su búsqueda de respuestas, visita al Oráculo y se encuentra con un niño que, con el poder de su mente, dobla una cuchara. 

La enigmática frase del niño, “No hay cuchara”, encierra una profunda verdad sobre la naturaleza de la realidad: 

  • Lo que experimentamos no es más que una proyección de nuestra propia consciencia

No somos observadores externos de un mundo ajeno, sino creadores activos de nuestra experiencia.

Esta concepción de la realidad como una experiencia holográfica, emanada de la luz que somos en esencia, desafía radicalmente nuestra percepción cotidiana. 

Nos hemos identificado tan profundamente con el cuerpo físico que hemos olvidado nuestra verdadera naturaleza, nuestra conexión intrínseca con la totalidad. 

Integrar la unidad, comprender que no existe una separación real entre nosotros y el universo, se convierte en un desafío monumental.

Esto se debe en gran parte a la programación que hemos recibido a través de la educación, las estructuras sociales y las creencias limitantes.

Monserrat Torras ejemplifica esto con un análisis de la medicina contemporánea. 

La medicina, en su afán por especializarse, a menudo divide al cuerpo humano en partes aisladas, tratando cada dolencia como un problema independiente. 

Sin embargo, Mon plantea una pregunta crucial: ¿Acaso la columna vertebral está separada de la cabeza? ¿Están nuestras emociones divorciadas de nuestro cuerpo físico?

Esta división artificial refleja la misma ilusión de separación que experimentamos a nivel espiritual, una desconexión ilusoria de la fuente que nos une.

La ciencia, en su búsqueda de objetividad y rigor metodológico, se ha mantenido al margen de la espiritualidad, considerándolas como áreas de estudio incompatibles. 

No obstante, Monserrat Torras observa un cambio positivo y gradual en esta dinámica.

Esto ocurre porque la ciencia está comenzando a integrar conceptos que antes se consideraban exclusivamente del ámbito espiritual. 

A pesar de este avance, persiste la tendencia a validar las explicaciones espirituales mediante el respaldo de la ciencia.

Es decir, aún seguimos buscando una justificación “racional” para fenómenos que trascienden la comprensión científica actual. 

Mon enfatiza la importancia de “creer para ver”, invirtiendo la lógica convencional y confiando en la intuición y la experiencia directa como vías de conocimiento.

Torras critica la actitud de algunos científicos que adoptan una postura dogmática, similar a la de la “nueva Inquisición”.

Ya que rechazan y desacreditan todo aquello que no puede ser medido o cuantificado según los parámetros científicos establecidos. 

Cuestiona la exigencia de medir conceptos abstractos como una idea, un pensamiento o el amor, recordando la profunda sabiduría de El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”. 

Esta frase nos hace recordar que la realidad abarca mucho más de lo que nuestros sentidos físicos pueden percibir.

Los guías espirituales, según la perspectiva de Mon, sostienen que la consciencia incluye a la ciencia, pero no a la inversa. 

Ser consciente implica una comprensión mucho más amplia y profunda de la realidad.

Es decir, se trata de una visión que se extiende más allá de los confines de lo que se puede medir con instrumentos científicos. 

El simple hecho de que algo no pueda ser medido con las herramientas actuales no implica su inexistencia.

Mon nos invita a trascender los límites de nuestra percepción limitada, a reconocer que somos parte integral del infinito, una energía en constante expansión y transformación.

¿Cómo podríamos pretender medir o contener lo inmedible? En esta premisa fundamental se basa la esencia de la espiritualidad.

La ciencia, en su incesante búsqueda de la verdad, se encuentra en un proceso continuo de revisión y rectificación de sus postulados. 

Monserrat Torras se pregunta con perspicacia: 

  • ¿Por qué no abrazar todas las posibilidades desde un principio, en lugar de aferrarse a modelos rígidos que tarde o temprano serán superados?

Para lograr esta apertura mental, es esencial que nos convirtamos en nuestros propios referentes.

Para conseguirlo, debemos cultivar la capacidad de aceptar la posibilidad de no comprender algo en un momento dado, sin descartarlo por completo.

Monserrat apuesta por un diálogo constructivo entre la ciencia y la espiritualidad.

Además, reconoce que ambas disciplinas representan perspectivas diferentes que buscan explicar una misma realidad. 

Cuando finalmente logremos este encuentro, cuando ambas perspectivas coincidan, nos daremos cuenta de que en realidad no hacían falta tantas explicaciones.

El motivo es que el ser, en su simple y pura existencia, ya está manifestando su infinita magnificencia.

Mon concluye con una analogía tomada de la naturaleza: un árbol no se cuestiona su forma, no se preocupa por cómo lo perciben los demás, simplemente es

Debemos aprender de esta naturalidad inherente a la vida.

Lo ideal sería cultivar la capacidad de escuchar nuestra propia intuición, observándonos a nosotros mismos con atención y compasión, 

No hay necesidad de buscar validaciones externas. 

La clave reside en ser auténticos.

Tenemos conseguir conectar con nuestra esencia más profunda y reconocer la unidad fundamental que nos conecta con todo lo que existe en el vasto universo.

¿Cuál es el mayor aprendizaje de Monserrat Torras?

Cuál es el mayor aprendizaje de Monserrat Torras

Para Monserrat su mayor aprendizaje es el amor propio. 

Pero, lejos de presentarlo como un estado estático o una meta final, Mon lo describe con honestidad como un camino dinámico y en constante evolución.

Es decir, como una especie de viaje de autodescubrimiento y aceptación que sigue vivo y presente en su propia experiencia.

Esta guía espiritual al servicio de la divinidad nos confiesa que, incluso en su propio camino de crecimiento personal, aún existen partes de sí misma y momentos específicos en su vida, en los que se encuentra lidiando con la falta de amor propio. 

Esta confesión, lejos de debilitar su mensaje, lo dota de una autenticidad poderosa ya que crea un puente de conexión genuina con sus pacientes. 

Al reconocer su propia vulnerabilidad y la naturaleza inacabada del proceso de autosanación, Mon permite que otros se identifiquen con sus palabras.

De esta manera, ellos pueden encontrar consuelo y comprensión en la experiencia compartida.

La sinceridad de Mon al compartir su experiencia personal transforma su mensaje en una fuente de profunda inspiración. 

Al exponer sus propias luchas internas, invita a la reflexión y al autoexamen, animándonos a emprender nuestro propio camino único hacia el amor propio. 

No se trata de alcanzar una perfección inalcanzable o un ideal impuesto por la sociedad, sino de cultivar una relación compasiva y comprensiva con uno mismo.

Para ello, debemos aceptar las luces y las sombras, así como las fortalezas y las debilidades que conforman la rica complejidad del ser humano. 

Se trata de un viaje de autodescubrimiento en el que cada paso o cada pequeño avance, es un triunfo digno de celebrar.

La frase “me lo estoy recordando a mí misma” revela una verdad esencial sobre la naturaleza del crecimiento personal y espiritual. 

El camino hacia el amor propio no es una línea recta ni un sendero exento de obstáculos. 

Requiere una práctica constante, un recordatorio continuo de la importancia vital de la autoaceptación, el autocuidado y la autocompasión

Al difundir este mensaje con tanta sinceridad, Mon no solo nos inspira a iniciar o continuar nuestro propio camino, sino que también refuerza su propio compromiso con este proceso transformador.

Esto se debe a que, de este modo, crea un círculo de aprendizaje y crecimiento mutuo.

Este aprendizaje fundamental, que es el amor propio, se convierte así en un eje central de su mensaje. 

No se trata de un concepto abstracto o idealizado, relegado al ámbito de la teoría, sino que en realidad se trata de una práctica diaria.

Es como una especie de elección consciente que implica reconocer y aceptar todas las facetas de nuestro ser, incluyendo aquellas menos agradables o que preferiríamos ocultar.

Imagina por un momento 

Imagina un proceso de autoexploración profunda donde puedas confrontar tus inseguridades más arraigadas, tus miedos más profundos y las heridas emocionales que aún te puedan doler.

Pues eso es justo lo que debes hacer para sanarlas desde la raíz y construir una base sólida de autoestima, autoconfianza y resiliencia.

Al conseguirlo podrás conectar con tu esencia más auténtica, con tu verdadero ser, y vivir una vida plena, significativa y en armonía con tus propios valores. 

Al cultivar el amor propio, nos abrimos a la posibilidad de amar a los demás de una manera genuina y desinteresada.

De este modo podremos construir relaciones interpersonales más sanas y significativas, basadas en el respeto mutuo, la empatía y la aceptación incondicional.

En definitiva, debemos entender que el amor propio no es un destino al que llegar, sino proceso de aprendizaje y crecimiento que nos acompaña a lo largo de toda la vida. 

Monserrat nos recuerda que lo ideal sería aceptar nuestras imperfecciones como parte integral de nuestra humanidad y celebrar nuestra individualidad única e irrepetible

Su mayor aprendizaje, por tanto, no es un punto final, sino un camino abierto a la transformación, al florecimiento del ser y a la manifestación de nuestro máximo potencial. 

Es una invitación constante a abrazar la propia humanidad en toda su complejidad y belleza.

Un recordatorio constante de que el amor, comenzando por el amor propio, es la fuerza más poderosa que existe en el universo.

¿Qué situación vivió Monserrat de la cual pensaba que no iba a salir y luego salió? Un testimonio de fuerza y superación.

Qué situación vivió Monserrat de la cual pensaba que no iba a salir y luego salió

Monserrat Torras comparte con nosotros una experiencia profundamente personal y transformadora: su lucha contra el cáncer. 

Más allá de un relato de enfermedad y recuperación, su testimonio es una inspiradora lección de resiliencia, aceptación y la inquebrantable fuerza del espíritu humano.

Mon reconoce que ha enfrentado diversas situaciones difíciles a lo largo de su vida, pero destaca la experiencia del cáncer como la más profunda y urgente de atender. 

Hubo momentos, confiesa, en los que la incertidumbre y el temor la asaltaron, haciéndola dudar de su capacidad para superar la enfermedad. 

Sin embargo, en medio de la adversidad, surgió una voz interior que la impulsó a seguir adelante, una afirmación rotunda: “Sí que se puede, sí que se puede”.

Con una determinación admirable, Mon declara: “Yo tengo cáncer, pero el cáncer no me tiene a mí”. 

Esta poderosa declaración de independencia frente a la enfermedad marca un punto de inflexión en su experiencia. 

En lugar de permitir que el cáncer la definiera, eligió observarlo, experimentarlo y manifestarlo desde una perspectiva de empoderamiento, sin dejar que la consumiera.

Mon describe con honestidad las diferentes etapas emocionales que atravesó durante este proceso. 

Inicialmente, experimentó la negación.

Esta reacción es natural ante una noticia tan impactante. 

Se cuestionaba: “¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Qué habré hecho yo en otras vidas?”

Reconoce incluso la presencia del “ego espiritual”, una tendencia a juzgar la situación desde una perspectiva de superioridad moral. 

Sin embargo, con el tiempo, logró amansar este ego y abrirse a una comprensión más profunda de la experiencia.

En su búsqueda de respuestas, Mon encontró consuelo en una reflexión sobre la experiencia de Jesús. 

Se preguntaba por qué le estaba sucediendo esto a ella, que se consideraba una persona amable y que contribuía con amor al mundo. 

La respuesta que encontró resonó profundamente: “¿Y por qué me tuvo que pasar a mí lo que me pasó?”. 

Esta simple pregunta la conectó con una perspectiva más amplia sobre el propósito del sufrimiento y la experiencia humana.

A partir de esta reflexión, Mon comprendió el concepto de “presupuestos energéticos”.

La idea de que las almas eligen las experiencias que están preparadas para vivir, incluso aquellas que parecen difíciles o dolorosas. 

Pone como ejemplo el caso de niños pequeños que nacen con enfermedades o discapacidades.

Explicando que estas almas avanzadas están experimentando algo profundo para expandir su conocimiento de sí mismas.

Tras la etapa de negación, Mon transitó hacia la aceptación y, sorprendentemente, hacia el disfrute dentro del proceso. 

Descubrió que muchos de los preconceptos que había escuchado sobre la enfermedad y la sanación eran falsos. 

Desmintió la creencia de que una persona enferma no puede estar armonizada o que, durante un tratamiento médico convencional, se pierde la conexión con los planos sutiles.

Mon relata que, incluso durante sus sesiones de quimioterapia y radioterapia, mientras estaba medicada, recibió una canalización espiritual y otras profundamente expansivas. 

Esta experiencia le demostró que los límites nos los imponemos nosotros mismos.

De esta manera pudo abrir la mente a la aceptación de que todo proceso, incluso el más desafiante, es perfecto en su propósito.

Su historia nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, podemos encontrar la fuerza para superar la adversidad.

Lo que Monserrat quiere transmitirnos es que debemos transformar el sufrimiento en aprendizaje y conectar con nuestra propia capacidad de sanación

Su experiencia con el cáncer no se define por la enfermedad en sí, sino por la profunda transformación personal que experimentó a través de ella.

Fue un viaje hacia la aceptación, el empoderamiento y la convicción de que, incluso en las circunstancias más desafiantes, “sí que se puede”.

¿Qué son los presupuestos energéticos? Una mirada a la elección del alma y el propósito de la experiencia.

Qué son los presupuestos energéticos

Lejos de la concepción popular que asocia las dificultades con un castigo kármico, Torras ofrece una perspectiva innovadora y trascendental.

Mon comienza aclarando la confusión en torno al karma. 

Explica que un presupuesto energético no es una retribución por malas acciones pasadas, sino un conjunto de puntos disponibles para el alma al momento de encarnar. 

Ilustra esta idea con una analogía: imaginemos que un alma desea encarnar en la Tierra durante un período de cambio de era, buscando experiencias que le permitan expandirse. 

Se nos informa que, basándose en nuestras experiencias previas, contamos con un presupuesto energético de 400 puntos.

Pero para encarnar en la Tierra en ese momento específico, necesitamos 4000. 

En este caso, se nos podría sugerir otra experiencia en un planeta diferente, como Venus, por ejemplo.

Esta analogía aclara que no todas las experiencias están disponibles para todas las almas en todo momento. 

Cada alma elige, dentro de sus posibilidades energéticas, las experiencias que mejor se adaptan a su proceso evolutivo. 

Monse Torras comparte un ejemplo personal: cuando eligió experimentar el cáncer, se le explicó que contaba con el presupuesto energético necesario para afrontar esa experiencia.

Principalmente se hizo así, para superar su miedo a la muerte. 

Aclara que otra persona, con un presupuesto energético diferente, podría no elegir esa misma experiencia.

Mon enfatiza que la elección de una experiencia en particular no implica ser mejor o peor que nadie

Simplemente, cada alma se encuentra en un proceso de desarrollo personal y aprendizaje diferente.

En su caso, el cáncer le brindó la oportunidad de liberarse de un miedo profundo y de una creencia limitante: 

  • La asociación entre enfermedad y muerte, o la idea de que la muerte implica un final.

Curiosamente, Mon, siendo médium, confiesa que tenía pánico a morir, una aparente contradicción que la impulsó a someterse a una regresión.

El presupuesto energético, explica, facilita la integración de aquello que aún no se ha comprendido a nivel consciente.

De este modo nos permite adquirir una confianza absoluta en la realidad de la vida después de la muerte. 

Su presupuesto energético principal, entonces, estaba enfocado en liberarse del miedo y contribuir a que otros también pudieran hacerlo, compartiendo su experiencia.

Mon describe el proceso de elección de experiencias antes de encarnar como una visita a una “consola” donde se visualizan todas las posibilidades. 

Allí, el alma elige libremente lo que desea experimentar, ejerciendo su libre albedrío.

Además de abordar el tema de los presupuestos energéticos individuales, Mon reflexiona sobre el presupuesto energético colectivo de la humanidad en este momento crucial.

El simple hecho de estar encarnados en la Tierra en este período, afirma, implica una gran capacidad de expansión. 

No a todas las almas se les ha permitido encarnar en este momento, ya que no todas están preparadas para experimentar lo que estamos viviendo.

Torras invita a observar la realidad actual, desde fenómenos naturales como el volcán de La Palma hasta las complejas situaciones políticas, educativas y planetarias. 

Para sostener la energía que vibra cada vez más alto en la Tierra, debemos elevar nuestra propia vibración y ser conscientes de todo lo que nos sucede. 

Reconoce que durante este proceso muchas almas han regresado a su “hogar”, un proceso natural y respetable. 

Sin embargo, para continuar avanzando, es necesario vibrar al mismo nivel que la Tierra, un planeta que, según los guías, está pasando de ser un planeta escuela a un planeta ejemplo.

En definitiva, los presupuestos energéticos nos ofrecen una perspectiva profunda sobre el propósito de nuestras vidas y la elección consciente de nuestras experiencias.

Además, también nos guía hacia la comprensión de nuestro propio camino evolutivo.

¿Cuál ha sido para Monserrat Torras un momento «wow«? Un encuentro mágico con la libertad, la guía interior y el simbolismo de las mariposas.

Cuál ha sido para Monserrat Torras un momento

Monserrat nos revela un recuerdo que atesora como su momento «wow».

Fue una experiencia que, aunque vivida antes de su plena inmersión en el mundo espiritual, sembró una semilla de profunda comprensión sobre la libertad.

Además, le proporcionó más confianza en ella misma y la conexión con algo más allá de lo visible.

Se trata de una anécdota aparentemente cotidiana, un simple paseo en bicicleta, que se transformó en un encuentro mágico y revelador.

Montserrat Torras comienza contextualizando la situación. 

Se encontraba en una etapa de su vida marcada por el miedo, la inseguridad y la dificultad para desenvolverse con autonomía, incluso para salir sola.

La experiencia ocurrió con su pareja mientras daban un paseo bicicleta (cada uno en la suya)

Durante el trayecto, Mon sintió que su pareja se distanciaba, mostrando impaciencia y cierto desinterés. 

En un acto de rebeldía e independencia, impulsada por un sentimiento de “ya no más”, le dijo: “Vete, que me da igual, ya voy yo sola”.

Lo que aconteció justo después de esta decisión transformó una situación que podría haber derivado en angustia y desazón en un momento de profunda comprensión. 

Apenas su pareja se hubo marchado, la cadena de su bicicleta se salió.

Mon , sin tener conocimientos mecánicos para solucionar el problema, se vio repentinamente sola en medio del campo.

Además, era un camino desconocido que se habían aventurado a explorar.

Sin embargo, en lugar de sucumbir al pánico o la ansiedad, como quizás hubiera reaccionado en otras circunstancias, Mon experimentó una reacción inesperada.

Monserrat reaccionó con un ataque de risa

En ese preciso instante, en medio de la soledad y la aparente adversidad, surgió en Mon una claridad mental.

Era una especie de comprensión intuitiva que resonó con fuerza en su interior: “Esto está claro que me lo he propuesto”. 

Esta frase, que surgió de forma espontánea, revela una conexión profunda con su propia fuerza interior y con un propósito mayor. 

Lejos de sentirse víctima de las circunstancias, Montserrat Torras intuyó que esa situación, de alguna manera, era parte de su propio camino.

Con una renovada determinación, y a pesar de la inexperiencia en mecánica de bicicletas, Mon se puso manos a la obra. 

Con las manos manchadas de grasa, logró, con esfuerzo, volver a colocar la cadena en su sitio. 

Durante este proceso, un coche se detuvo para ofrecerle ayuda. 

Sin embargo, Mon, fortalecida por su nueva actitud, simplemente explicó la situación, agradeciendo la oferta, pero declinando la ayuda. 

No sintió la necesidad de pedir que la llevaran ni se dejó llevar por el llanto o la desesperación.

Reacciones que quizás hubieran sido habituales en ella antes de este momento.

Pero la experiencia no terminó ahí. 

Una vez resuelto el problema mecánico, Mon se encontró con la incertidumbre de no recordar con exactitud el camino de regreso.

Fue entonces cuando comenzó a preguntarse a sí misma, en una suerte de diálogo interno, como si estuviera consultando con una guía invisible: “¿Y ahora por dónde voy?”. 

Y, para su asombro, empezó a “escuchar” una voz interior, una intuición clara que le indicaba la dirección correcta.

Mientras pedaleaba tranquila, siguiendo las indicaciones de su guía interna, ocurrió un encuentro mágico. 

Dos mariposas comenzaron a volar a su lado, acompañándola en su trayecto. 

Montserrat Torras, al verlas, se sintió profundamente conmovida por la belleza de este encuentro y comenzó a llorar de alegría. 

Las mariposas, en una danza sincronizada, continuaron volando a su lado durante un buen trecho del camino, compartiendo ese momento de conexión y libertad.

Mon describe este instante con una emoción palpable, subrayando la diferencia entre observar una mariposa que pasa fugazmente y tener dos mariposas volando a su lado.

Es decir, como acompañándola en su propio avance. 

Para ella, este encuentro fue mucho más que una simple coincidencia; fue un milagro.

Fue su momento “wow” que quedó grabado en su memoria como un símbolo poderoso de la libertad, la transformación y la confianza en la propia guía interior.

Su experiencia nos muestra que, incluso en las situaciones que nos parecen más difíciles o angustiantes, existe una fuerza interior que nos impulsa a seguir adelante. 

El encuentro con las mariposas simboliza la presencia constante de una guía que nos acompaña, recordándonos que no estamos solos y que la transformación y la libertad son posibilidades reales.

¿Qué le diría Monserrat Torras a su niña de 8 años de edad? Un mensaje de gratitud, resiliencia y conexión con la esencia infantil.

Qué le diría Monserrat Torras a su niña de 8 años de edad

Su respuesta es un mensaje conmovedor de gratitud, reconocimiento a la resiliencia infantil y una invitación a mantener viva la llama de la inocencia y el asombro ante la vida.

Montserrat Torras comienza expresando un profundo agradecimiento a esa “Monse” que fue. 

Le dice “gracias” con una sinceridad que resuena en el corazón del espectador. 

Explica que hubo un tiempo en el que esa niña, ella misma en su infancia, llegó a creer que no iba a salir adelante.

Un tiempo marcado por miedos que parecían insuperables, que nublaban la confianza y hacían tambalear la esperanza.

Sin embargo, a pesar de la adversidad, esa niña persistió. “Siguió, siguió y siguió”, repite Mon, enfatizando la fuerza interior que la impulsó a continuar, a pesar de las dificultades.

Esta perseverancia, esta capacidad de seguir adelante, incluso cuando el camino se torna oscuro, es lo que la ha traído hasta donde está hoy. 

Y esa niña, esa parte esencial de sí misma, sigue viva, acompañándola en su presente.

Monserrat profundiza en su mensaje, revelando lo que considera más importante transmitirle a su yo infantil: “Gracias por inspirarme a seguir siendo niña”. 

Esta frase encapsula la esencia de su mensaje. 

No se trata de aferrarse a una idealización ingenua de la infancia.

Consiste en mantener viva la capacidad de asombro, la curiosidad insaciable y la conexión con la alegría pura que caracterizan a los niños.

Además de la gratitud por la inspiración, Mon le agradece a su niña interior por seguir “agradeciendo y disfrutando de todo lo que me ofrece la vida con esos ojos tan risueños”.

Describe la mirada de esa niña con ternura, destacando su brillo y su capacidad de encontrar belleza en lo cotidiano. 

Pero también menciona una cualidad particular de esa mirada: a veces “tan ensimismados que estaban viendo más allá”.

Esta descripción nos introduce a una faceta importante de la infancia de Torras. 

Esa mirada, a la vez risueña y ensimismada, no solo disfrutaba del presente, sino que también parecía intuir algo más profundo, algo que trascendía lo inmediato. 

Era una mirada que “se estaban intentando dar a entender que todo es posible”. 

Esta intuición infantil, esta convicción arraigada en la posibilidad, es algo que Monserrat valora profundamente y que ha continuado nutriendo a lo largo de su vida.

“Gracias a eso yo creo que todo es posible”, concluye Mon, conectando directamente la visión de su niña interior con su propia creencia actual en el potencial ilimitado. 

En resumen, el mensaje que Monserrat Torras le daría a su niña de 8 años es un hermoso tributo a la resiliencia, la gratitud y la conexión con la esencia infantil. 

Su respuesta se trata de una invitación a agradecer a nuestro niño interior su perseverancia y por mantener viva la llama de la esperanza y la conexión con la magia de la vida. 

¿Qué metas tiene Monserrat Torras de aquí a 5 años?

Qué metas tiene Monserrat Torras de aquí a 5 años

Monserrat empieza destacando que su principal meta es estar presente y ser presente en cada momento. 

Esta lección crucial surgió durante su batalla contra el cáncer.

El motivo es que fue una experiencia que la hizo consciente de cuántas veces se evade del presente y se descuida a sí misma en su afán de cuidar a otros. 

Para Monserrat, vivir cada día y cada instante como el regalo que es se ha convertido en una prioridad absoluta. 

Enfatiza que la vida solo puede vivirse en el aquí y ahora, y es en este momento presente donde encuentra su mayor propósito y sentido.

Ella resalta la importancia de dar y recibir con absoluta tranquilidad, sin la carga de sentir que dar es una obligación o que recibir es algo inmerecido. 

Monserrat desea que, en los próximos cinco años, pueda conocerse mejor, amarse más y contribuir a que otros también se amen y se conozcan a sí mismos. 

Su visión incluye ser natural, honesta y transparente, brillando con autenticidad no solo para ella misma, sino para todos los que la rodean. 

A través de su trabajo y relaciones, espera cultivar una comunidad donde cada individuo se sienta valorado y apoyado en su camino hacia el autodescubrimiento.

Monserrat no busca destacar individualmente, sino que aspira a que todos brillen juntos. 

Sueña con un mundo más justo, natural y humilde, donde la abundancia no esté en conflicto con la simplicidad. 

A través de su propia evolución y autoaceptación, Monserrat espera inspirar a los demás a hacer lo mismo, creando una comunidad de personas auténticas y transparentes.

Reconoce que a menudo nos perdemos en la idea de que cuidando a otros somos más merecedores de amor.

Pero la realidad es que cuidar de uno mismo es fundamental para poder dar y recibir amor verdadero. 

Monserrat subraya que la autoaceptación y el autocuidado son esenciales para vivir una vida plena y significativa.

Su meta para los próximos cinco años también incluye la aspiración de impulsar a aquellos con quienes tiene contacto a amarse más y conocerse mejor. 

Monserrat cree firmemente en la importancia de ser naturales y honestos, y de brillar con autenticidad. 

Imagina un futuro en el que cada individuo se sienta empoderado para expresar su verdadero ser sin temor al juicio ni a la crítica, y donde la autenticidad sea la norma y no la excepción.

Ella destaca que al amarnos y aceptarnos a nosotros mismos, abrimos espacio para amar y aceptar a los demás, creando un entorno de apoyo y crecimiento mutuo

Monserrat aboga por una comunidad global donde la empatía, la compasión y la comprensión sean los pilares fundamentales.

Además, Monserrat planea seguir desarrollando su trabajo como guía espiritual, ofreciendo talleres, charlas y retiros.

De este modo, pretende facilitar el crecimiento personal y espiritual de sus participantes. 

A través de estos encuentros, Monserrat espera compartir las herramientas y técnicas que le han ayudado en su propio viaje.

Su objetivo es divulgar su conocimiento para permitir que otros encuentren su camino hacia la paz interior y la realización espiritual.

¿Qué le diría Monserrat Torras a las personas que ven y no dicen nada? Un llamado a la valentía y la conexión espiritual.

Qué le diría Monserrat Torras a las personas que ven y no dicen nada

El mensaje de Monserrat es claro y contundente, se trata de un llamado a la valentía, a la autoaceptación y a la reconexión con la propia naturaleza espiritual.

Mon comienza animando a estas personas a que “no tengan miedo porque vean algo que otros no ven”. 

Reconoce la vulnerabilidad que surge al experimentar realidades que escapan a la percepción común. 

Sin embargo, enfatiza que “todos vemos nuestros propios pensamientos, y el hecho de que otros no los vean no significa que no existan”. 

Esta analogía entre los pensamientos y las percepciones espirituales establece un puente de comprensión, normalizando la experiencia de ver más allá de lo físico.

Ella explica que cuando una realidad se nos muestra, aunque no sea física, es para recordarnos que no somos el físico y que tenemos conexión con el mundo espiritual. 

Esta afirmación centra el mensaje en la naturaleza espiritual del ser humano. 

Mon insiste en la dignidad inherente a cada persona: 

Todos somos dignos porque todos tenemos canal y todos somos capaces de conectar y somos dignos de descubrirlo, tanto para nosotros como para el mundo. 

Esta afirmación es un mensaje de empoderamiento. 

No se trata de un don reservado a unos pocos elegidos, sino de una capacidad latente en cada ser humano, una vía de autoconocimiento y de contribución al bienestar colectivo.

La clave, según Mon, está en “darse permiso de descubrirlo para ellos y para todos”. 

Este acto de autoaceptación y apertura es fundamental para vivir en plenitud. 

Al permitirse explorar y expresar sus experiencias, estas personas no solo se benefician a sí mismas, sino que también contribuyen a un despertar colectivo.

Las consecuencias de este acto de valentía son profundas y transformadoras: “Vivirán en libertad, sin temor y sin la sensación de que lo que están viendo les convierte en locos”.

Torras aborda directamente el miedo al juicio y la estigmatización que a menudo sufren quienes comparten sus experiencias paranormales. 

Su mensaje busca disipar este temor, ofreciendo una alternativa: la libertad que surge de la autenticidad y la autoaceptación.

En lugar de ser considerados “locos” por ver lo que otros no ven, estas personas se convierten en sanadores, ayudando a otros a reconectar con su propia esencia espiritual. 

Su valentía para compartir sus experiencias contribuye a romper el aislamiento y a construir un mundo donde la espiritualidad se reconoce como una parte integral de la experiencia humana.

¿Cuáles son los valores de Monserrat Torras? El amor, la vida y la experiencia como camino de autodescubrimiento.

Cuáles son los valores de Monserrat Torras

Monserrat Torras comparte los valores que guían su vida, ofreciendo una perspectiva que invita a la reflexión sobre: 

  • La naturaleza de la existencia
  • El amor
  • El propósito de la experiencia humana. 

Lejos de definiciones abstractas, Mon revela sus valores a través de una mirada íntima a su propia vivencia, conectando con la audiencia desde la honestidad y la autenticidad.

Para esta guía espiritual guiada por la divinidad, el valor fundamental que impulsa todas sus acciones es el amor, intrínsecamente ligado a la vida. 

No se refiere a un amor romántico o limitado a las relaciones interpersonales, sino a un amor que abarca la totalidad de la existencia.

Es decir, la vida en todos sus sentidos, tanto a nivel material como a nivel espiritual, como estando físicamente como no estando físicamente. 

Este amor incondicional abraza todas las posibilidades de la experiencia, desde la alegría hasta el dolor, desde la presencia física hasta la trascendencia.

Ella describe su actitud ante la vida como una constante invitación a celebrar y a aprender. 

“Cuando la vida me invita a una fiesta en la que hay alegría, disfrutarla, empaparme de ella, recibir los regalos que me trae es mi único objetivo”, afirma. 

En el centro de su filosofía se encuentra la idea de que, aunque en esencia ya somos todo, nos hemos regalado una experiencia que nos ayuda a recordarlo a cada instante. 

Mon nos invita a reflexionar sobre nuestra naturaleza eterna y divina y nos propone una analogía poderosa:

  • Imaginemos que estamos en el plano de la creación infinita, con toda la eternidad por delante. 

Ante esta inmensidad, surge la posibilidad de observar y experimentar la creación. 

“Uy, mira esa aldea tan mona que se llama Tierra. ¡Jo, qué divertido! Fíjate lo que están haciendo. Uy, qué enfadado está ese. 

¿Qué será un enfado? ¿Cómo se vivirá?”.

Esta imagen nos muestra la experiencia terrenal como una elección consciente, una oportunidad para explorar las infinitas facetas del ser. 

No somos una simple pieza del puzzle, sino el puzzle completo, experimentando cada pieza para comprender la totalidad.

Esta visión trascendental se complementa con una reflexión sobre el significado de la palabra “eternos”. 

Mon establece una conexión entre “eternos” y “éter”, sugiriendo que somos la propia eternidad manifestándose. 

Además, introduce otro concepto clave: “Lo atiendo, lo atiendo”. 

Se refiere a la importancia de prestar atención a lo que se siente, a lo que impulsa a hablar, a moverse, a crear. 

“No hay un pálpito, no hay algo que nazca de mí, que no tenga una razón de ser”, afirma. 

Permitirse ser plenamente, expresar el ser de forma natural, se convierte en un acto de profunda importancia.

¿Qué no tolera Monserrat Torras?

Qué no tolera Monserrat Torras

Una de las cosas que más le cuesta tolerar a Monserrat es el sufrimiento de los demás

Con su característica empatía y compasión, Monserrat nos revela que, le resulta extremadamente difícil no intervenir cuando alguien está sufriendo.

Monserrat explica que su naturaleza la lleva automáticamente a querer ayudar a quienes están pasando por momentos difíciles. 

Ella cree firmemente que, si tenemos la posibilidad de aliviar el sufrimiento de otra persona, lo más hermoso que podemos hacer es ofrecer nuestra ayuda. 

Este impulso de ayudar es algo que Monserrat ha experimentado muchas veces a lo largo de su vida.

Durante la entrevista, Monserrat comparte con nosotros una anécdota personal mientras muestra una foto familiar. 

En la imagen aparecen su hermana mayor, su hermano pequeño y ella misma mirando a un bebé con solo cuatro años de edad. 

Este momento tierno y familiar refleja su naturaleza compasiva y el amor que siente por su familia.

Monserrat también reflexiona sobre la eternidad y la inexistencia del tiempo. 

Ella nos invita a pensar en la vida desde una perspectiva más amplia, recordando que somos seres eternos y que el tiempo es una ilusión. 

Esta visión le permite ver cada momento de sufrimiento y cada oportunidad de ayuda como parte de un proceso mayor, donde cada experiencia tiene su lugar y propósito.

En su discurso, Monserrat destaca la importancia de la empatía y la acción compasiva.

Para ella, el sufrimiento de los demás no es algo que se pueda ignorar. 

Su deseo de ayudar a quienes lo necesitan es una parte integral de su misión como guía espiritual. 

Piensa que, al ofrecer apoyo, no solo ayudamos a aliviar el dolor inmediato, sino que también fortalecemos los lazos humanos y fomentando un sentido de comunidad y unidad.

Esta profunda empatía y deseo de ayudar a los demás también se refleja en su trabajo y en su vida cotidiana. 

Monserrat ve cada interacción como una oportunidad para practicar la compasión y para demostrar el amor incondicional que siente por los seres humanos. 

Ella anima a todos a que, cuando vean a alguien sufrir, consideren la posibilidad de intervenir y ofrecer su apoyo.

El motivo es que debemos recordar que el acto de ayudar a otro ser humano es uno de los gestos más nobles que podemos hacer.

En conclusión, lo que Monserrat Torras no tolera es el sufrimiento ajeno. 

El mensaje de Montserrat Torras, guía espiritual al servicio de la divinidad

El mensaje de Montserrat Torras, guía espiritual al servicio de la divinidad

Monserrat Torras nos compartió un mensaje profundo y lleno de esperanza, invitándonos a redescubrir el milagro de la vida a través del amor propio y la autenticidad

Comienza afirmando que no hay nada en la vida que pueda impedir a alguien brillar. 

Con esta poderosa declaración, nos recuerda que cada individuo tiene una luz interior que merece ser vista y celebrada

Para Monserrat, el primer paso hacia el verdadero brillo personal es mirarse con amor, atenderse con amor y escucharse con amor. 

Esta tríada de acciones constituye, según ella, el mayor regalo que uno puede darse a sí mismo: el milagro de la vida.

El amor propio, en palabras de esta guía espiritual, es una fuente inagotable de posibilidades diarias. 

Cada día ofrece innumerables oportunidades para vivir plenamente y con intención, siempre que uno esté dispuesto a abrazar su autenticidad. 

Nos anima a dejar de enredarse con lo superfluo y a envolverse en lo auténtico.

Al hacerlo, todo lo que no es absolutamente natural desaparece, dejando espacio para que surja lo verdadero y esencial.

Durante la entrevista, Monserrat reflexiona sobre la importancia de permitirse ser uno mismo, sin las máscaras ni las barreras que a menudo nos imponemos. 

Vivir desde la autenticidad no solo nos libera, sino que también nos conecta con nuestra esencia más pura. 

Esta conexión con lo auténtico es lo que nos permite experimentar la vida de una manera más rica y significativa.

El mensaje de Monserrat también destaca la importancia de la autoaceptación y el autocuidado. 

Al mirarnos con amor y compasión, no solo reconocemos nuestra valía, sino que también nos abrimos a una vida llena de posibilidades y maravillas. 

Esta guía al servicio de la divinidad subraya que cada momento de atención y cuidado personal es un acto de amor que nutre nuestro espíritu.

De este modo nos capacitamos para enfrentar los desafíos con una perspectiva positiva y fortalecida.

Monserrat utiliza una metáfora sencilla, pero poderosa: la vida es una invitación constante a fiestas de diversa índole. 

Algunas fiestas estarán llenas de alegría y celebración, mientras que otras pueden ser más sombrías y desafiantes. 

Sin embargo, en todas ellas hay regalos y lecciones valiosas que debemos aprender a recibir y apreciar. 

Esta actitud de gratitud y aceptación nos permite vivir cada experiencia con integridad y crecimiento personal.

A lo largo de la entrevista, Monserrat transmite una sensación de paz y confianza en el proceso de la vida. 

Su mensaje es un recordatorio de que, aunque la vida puede ser compleja y a veces dolorosa, siempre hay una luz dentro de nosotros que puede guiar nuestro camino. 

Al abrazar el amor propio y la autenticidad, nos damos permiso para ser verdaderamente nosotros mismos y vivir una vida que refleje nuestra verdadera esencia.

¿Qué es el éxito para Monserrat Torras?

Para ella, el éxito no se mide en términos convencionales como la riqueza o el reconocimiento, sino en la capacidad de vivir en libertad y autenticidad.

Esa capacidad es la que le permite ser quien verdaderamente es.

Monserrat comienza explicando que el éxito para ella es vivir en libertad y darse permiso para ser auténtica, sin la presión de cumplir con las expectativas de los demás. 

Según Monserrat, cuando uno cumple consigo mismo, cumple con todos, porque al ser fiel a su verdadera esencia, irradia positividad y autenticidad que benefician a los demás.

Destaca que esta libertad y autenticidad no deben confundirse con la soberbia o la actitud de “yo soy así”, sino con un amor genuino hacia uno mismo.

Ella enfatiza que ser amor contigo mismo es crucial

Cuando uno se trata con amor y respeto, la vida tiende a reflejar ese mismo amor y respeto de vuelta. 

Monserrat utiliza una metáfora poderosa para ilustrar este punto: compara el cultivo de semillas con nuestras acciones y actitudes. 

Explica que si sembramos antipatía, eso es lo que cosecharemos. Por lo tanto, invita a observar nuestro “huerto interno” y a ser conscientes de lo que hemos sembrado.

Monserrat nos anima a hacernos cargo de nuestras acciones y a no enfadarnos si en algún momento hemos sembrado algo negativo, como la infravaloración. 

En lugar de eso, sugiere usar esa oportunidad para aprender y sembrar de nuevo, siendo conscientes de que lo que queremos cosechar en el futuro depende de lo que sembramos ahora. 

Este enfoque reflexivo y consciente hacia nuestras acciones y pensamientos es, para Monserrat, la verdadera clave del éxito.

La autenticidad, según Monserrat, es el fundamento del verdadero éxito. 

Ser auténtico implica ser honesto con uno mismo y con los demás, aceptando nuestras fortalezas y debilidades, y viviendo de manera que refleje nuestra verdadera esencia. 

Monserrat cree que cuando vivimos de esta manera, no solo alcanzamos el éxito personal, sino que también inspiramos a otros a hacer lo mismo.

En su discurso, Monserrat también toca la importancia de la autoaceptación y el autocuidado

Ella sugiere que cuando nos miramos con amor, atendemos nuestras necesidades y nos escuchamos, estamos dándonos el mayor regalo posible: el milagro de la vida. 

Esto no solo nos permite vivir de manera más plena, sino que también crea un ciclo positivo donde la vida nos muestra el mismo amor y cuidado que nos damos a nosotros mismos.

Monserrat concluye su reflexión sobre el éxito con una invitación para que nos permitamos ser amorosos y auténticos con nosotros mismos. 

Al hacerlo, cada día se convierte en una oportunidad para sembrar positividad y autenticidad, lo que inevitablemente conduce a una cosecha de éxito verdadero y duradero.

Su visión nos invita a vivir de manera más consciente y a abrazar la vida con un corazón abierto, creando un impacto positivo en nuestras vidas y en las de aquellos que nos rodean.

¿Qué es lo que le hubiera gustado a Monserrat Torras que le preguntaran en esta entrevista y no se le ha preguntado?

Monserrat Torras nos confiesa su satisfacción con las preguntas formuladas por José María para su canal Vive del Éxito.

A lo largo de la conversación, pudo compartir su perspectiva y conocimientos de una manera sincera y abierta.

Destacó que la entrevista le pareció sumamente enriquecedora, ya que José María abordó temas y cuestiones que le resultaron interesantes.

Esta variedad y profundidad en las preguntas le permitieron explorar aspectos importantes de su vida y su trabajo, ofreciendo una visión más completa de su misión espiritual.

A lo largo de la entrevista, Monserrat no solo compartió sus valores y metas, sino que también reflexionó sobre la importancia de ser auténtico y vivir desde el amor propio. 

Aplaudió las preguntas que le hicieron, subrayando que muchas de ellas no eran las típicas que suele recibir, lo que enriqueció aún más la conversación.

Esta guía espiritual al servicio de la divinidad también agradeció la oportunidad de explorar temas que normalmente no se discuten en profundidad.

De este modo, la audiencia puede conocerla mejor y entender su enfoque espiritual de una manera más integral. 

Para Monserrat, una entrevista como esta es una oportunidad para conectar de manera más profunda con aquellos que buscan crecimiento espiritual y personal.

En su agradecimiento a José María, Monserrat nos dejó claro que la entrevista fue una experiencia valiosa y gratificante. 

Su disposición a responder preguntas inusuales y a explorar nuevos temas demostró su compromiso con la autenticidad y la transparencia.

No sintió que hubiera una pregunta específica que faltara en la entrevista, ya que José María logró tocar temas cruciales que le permitieron compartir su sabiduría de manera amplia y enriquecedora. 

Cierre de la entrevista con Monserrat Torras

Qué es la dualidad para Monserrat Torras

Mientras concluye esta enriquecedora entrevista con José María para el canal “Vive del Éxito”, Monserrat Torras nos deja con una serie de reflexiones y enseñanzas que resuenan más allá del tiempo y el espacio. 

Esta guía espiritual, al servicio de la divinidad, ha compartido no solo su sabiduría, sino también su corazón y su esencia.

En el cierre de esta entrevista, Monserrat deja claro que cada uno de nosotros tiene el poder de transformar su vida y la de los demás a través del amor y la autenticidad

Su mensaje es un faro de esperanza y guía para todos aquellos que buscan una vida más plena y significativa.

La conversación con Monserrat Torras ha sido una oportunidad para reflexionar sobre nuestra propia vida y nuestras prioridades

Nos ha desafiado a cuestionar nuestras creencias y a buscar una mayor conexión con nuestra verdadera esencia. 

La clave está en permitirnos ser quienes realmente somos, vivir con autenticidad y sembrar semillas de amor y positividad en cada momento de nuestra vida.

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Entrevista redactada por Rocío Orta

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